Peludos al poder: la increíble humanización canina

Recuerdo como si fuera ayer esos días de playa, donde el sol calienta y las olas susurran secretos al viento… Pero lo que vivimos en una terraza mientras disfrutábamos de un aperitivo superó cualquier fantasía infantil imaginable! ¿Pueden visualizarlo? En el carrito de bebé de una señora, en la mesa de al lado, ¡un perrito vestido y peinado con lazos! Fue una escena tan cómica que parecía sacada de una serie de televisión de humor absurdo.

Pero espera, que la locura no se detiene ahí. ¡No, no! La dueña del perrito, con una sonrisa tan grande como el Santiago Bernabéu, pidió un plato extra… ¡para su perro! ¡Sí, como lo oyen! Este pequeño terrier de pelaje rizado estaba a punto de disfrutar del sueño americano: devorar huevos fritos y tocino servidos elegantemente en el suelo de la terraza. Y para rematar, la dueña proclamó a los cuatro vientos que su adorable mascota era uno de sus hijos. ¡Un hijo con cuatro patas! ¿Se lo imaginan? ¿Estamos reemplazando a los niños por perros? ¿Nos hemos vuelto todos locos? ¡Qué mundo tan maravillosamente extraño!

Antes, los pobres animalitos eran tratados como meros objetos decorativos, pero ahora los mimamos tanto que están más tensos que un gato en una perrera. ¡Sí, amigos, así como lo oyen! Estos perros mimados están al borde del colapso nervioso. Sin embargo, ahora la sociedad se pregunta si debemos reconsiderar el estatus de nuestras queridas mascotas. ¿Ya no podemos llamarles «mascotas»? Bueno, cuidado, porque si dices ‘mi mascota’ hay quien se ofende… Pero claro, tampoco puedes decir ‘mi perro’, porque te dicen que el perro no es una posesión, ¿Ya no se es «el dueño» hoy en día? «Tampoco, pero hay que tener en cuenta que el perro está a mi nombre, yo le doy de comer, lo vacuno, lo llevo al veterinario, lo paseo…», continúo, sumergiéndome en un absurdo bucle lingüístico.

Y ¿se ha vuelto loco el mundo al tratar a los animales como a hijos? Los especialistas en comportamiento animal lo tienen claro: «Una relación sana entre perro y dueño sería aquella en la que el dueño tratara al perro como lo que es, ¡un animal! Hay gente que se encarga de explicar a otra gente lo que es un perro! Que entiendan que no es un niño con pelo sino… ¡Un animal! Con sus instintos y necesidades y sus pautas naturales de comportamiento».

Esto no sucede en un vacío. Se da en un contexto donde las personas se sienten solas, con muchas necesidades afectivas, buscando sentirse cuidador y necesitado. Afortunadamente, en medio de esta oscuridad, los perros emergen como luz. Los perros no solo curan depresiones, sino que también sanan vidas con su amor incondicional y su compañía fiel.

Entonces, ¿qué podemos hacer ante esta locura? Permítanme darles unos consejos para aquellos que están al borde de la locura de convertirse en padres de perros. Primero, recordemos que son animales. Sí, pueden mirarnos con ojos de cachorrito triste y seguirnos a todas partes, pero al final, son animales con necesidades específicas. No olvidemos satisfacer esas necesidades y proporcionarles un entorno en el que puedan comportarse como lo que son: ¡perros!

Establecer límites también es clave. No tengamos miedo de decir «no» de vez en cuando. Los perros necesitan estructura y liderazgo para sentirse seguros y felices. Así que establezcamos reglas claras y coherentes, y mantengámonos firmes en ellas. Y finalmente, aprendamos a leer su lenguaje corporal. Los perros nos hablan todo el tiempo a través de sus gestos y posturas. ¡Así que aprendamos a interpretar esas señales y respetemos sus necesidades y deseos! 

En resumen, disfrutemos de la compañía de nuestros peludos amigos, pero recordemos que en definitiva lo más importante es el amor y el respeto mutuo. Tener un perro debería ser divertido y gratificante para ambas partes, ¡sin caer en la locura de tratarlos como si fueran reyes o reinas! ¡Vivan los perros y su maravillosa locura, pero sin perder la cabeza!

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3 Comments

  1. Tú lo has dicho, si de verdad apreciamos a los «peludos» no seamos egoístas y tengamos en cuenta «sus» necesidades, no son niños.
    Cómo siempre magistral y delicada a la hora de decir las cosas como son.

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