Mentiras y engaños

La realidad es así. La vida se devalúa cada día más en este ambiente entre sofrológico y morfínico. Nos están acostumbrando a las pérdidas de seres queridos, a la falta de solidaridad de la buena, a la soledad… es la antesala de la Agenda 2030, donde se habrá reducido la población que mayor cantidad de recursos consume por ser la más anciana, donde nos encaminan a la sustitución poblacional con la excusa de la pobre natalidad de los españoles. A ver, si la población española tuviese más apoyo y menos impuestos que pagar, seguro que aumentaría la natalidad. Pero no es así, nos suben los precios y los impuestos a los autóctonos y a los foráneos les dan gran cantidad de ayudas, pagadas con los impuestos confiscatorios de los españoles.

Y ahora vamos a pagar más impuestos, unos 30.000 millones de euros más según la propuesta de Podemos, que argumenta que debemos pagar por las viviendas vacías (nadie tendrá derecho a un apartamento en la playa), impuesto a la salud y mil perrerías más que al final paga el contribuyente y consumidor final… y ahora nos vienen con el “final de la pandemia”. Han agotado ya todas las vías para extorsionar a la población a base de IVA y demás productos necesarios y obligatorios a los que “Europa no les permitía bajar el IVA”. 

Este Gobierno ha sido el más mentiroso y traicionero que nos hemos echado a la cara. Mentiras para tapar negligencias, intereses creados, traiciones, ministros por doquier sin oficio ni beneficio (¿alguien sabe a qué se dedicaba el ministro de universidades?), quemando a títeres hasta calcinarlos para después recompensarlos por el desgaste. No hemos sabido nada más de Pablo Iglesias y las residencias de mayores, donde no se dignó a poner un pie mientras morían una cantidad de ancianos encerrados en sus habitaciones en la más absoluta soledad. Tampoco del exministro de Sanidad, Salvador Illa, psicólogo de profesión que abandonó el cargo cual rata abandona el barco para presentarse a las elecciones en Cataluña; o de nuestro hazmerreír diario, Fernando Simón, la pena es que era en serio…

¿Más mentiras? Seguimos por la tesis doctoral de Pedro Sánchez, una vergüenza con mayúsculas. Y ahora, ellos tienen la osadía de concurrir a las elecciones de Castilla y León como si no hubieran roto un plato. Les oyes hablar y no tienen ni un ápice de dignidad ni conciencia, y mucho menos responsabilidad. Necesitamos una gran renovación política, honestidad y sinceridad. Urge cambiar el político aprovechado y usurero.

Hasta que no suceda esta renovación en la mayor parte de la plantilla de funcionarios asalariados que tenemos como mandatarios, no podemos decir más que “disfrutad de lo votado” o acaso fue algo no votado. ¿Quizás pucherazo?

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