Match ball para Feijóo

La resaca por las Elecciones Generales continúa dando que hablar. El Partido Popular, ganador de los comicios, sigue manteniendo su ronda de contactos con el resto de formaciones políticas con el objetivo de salvar los muebles en el tiempo de descuento, para evitar así que Pedro Sánchez prosiga otros cuatro años más destruyendo España a cambio de un cheque en blanco a sus socios nacionalistas.

De crisis territoriales podemos hablar de los rumores que resucitan las ambiciones de Mohamed VI sobre Ceuta y Melilla, como también hablamos en la península. Cataluña ultima los detalles de sus líneas rojas al PSOE con la intención de ofrecerle a los socialistas su apoyo en la investidura. Recordemos que los de Sánchez no han ganado las elecciones. Si a los catalanes les quitas la deuda y los indultos políticos empezando por el del prófugo independentista Carles Puigdemont y a esto le sumamos el apoyo a los referéndums independentistas vinculantes…

Da igual que lo mencionado con anterioridad no lo permita la Constitución Española. No sería la primera vez en la que este Gobierno ha actuado de manera unilateral en contra de la misma. Y si ahora hay que tergiversarla para lograr la investidura de su candidato, el PSOE es capaz de hacerlo. La ignominia política que se traen tanto los socialistas como el propio Sánchez no conoce límites.

En mi anterior artículo publicado en Minuto Crucial, afirmé que el señor Santiago Abascal debía hacer alarde de su patriotismo anteponiendo los intereses de España sobre los de su partido, ofreciendo su apoyo sin condiciones a la formación más votada, en este caso al Partido Popular. Si bien es cierto que les ha llevado mucho tiempo para entenderlo, resulta admirable que, en los tiempos como los que vivimos, existe por fin una formación política con altura de miras para entender que, si por sus propios actos y reivindicaciones, entorpece la negociación de esos apoyos con otros grupos, sepa hacerse a un lado con tal de no ser la responsable del fracaso de una derecha que tan sólo tenía que haber finiquitado políticamente a Pedro Sánchez.

Ver esta postura de la formación de Abascal como una claudicación ante el Partido Popular o una traición al electorado de Vox es, cuanto menos, una lectura completamente errónea. España necesita políticos que miren por los españoles y la principal premisa que la mayoría reivindicamos es sacar a Pedro Sánchez del Palacio de la Moncloa.

De repetirse elecciones, no me cabe la menor duda de que esta decisión de Vox sumará más que restar, pero a día de hoy abre una posibilidad real de lograr evitar que Pedro Sánchez se salga con la suya. Dejada de Abascal a Núñez Feijóo para rematar a la izquierda en este match ball. Ahora la pelota está en el tejado del gallego.

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