No es que tenga afán de echar leña al fuego, querido lector, pero si hay que hacer honor a la verdad. No es más importante un género que el otro y ni sufren más unos que otros como nos quieren hacer ver los políticos y los medios de comunicación. Aquí sufren las víctimas y los culpables son los que delinquen. La base del Estado de Derecho, no es más que la objetividad a la hora de aplicar las normas, sin hacer distinción entre la raza, color y género.
Algunos de los ejemplos que se pueden dar en nuestro Ordenamiento Jurídico en el ámbito familiar sí. He aquí algunos de los casos. En cuanto a las amenazas leves, la condena que tiene un hombre es de 6 meses a 1 año de prisión o trabajo en beneficio de la comunidad de 31 a 80 días. También la posibilidad de inhabilitación de la patria potestad de hasta cinco años. Esto lo recoge ni más ni menos que el artículo 171. 4 del Código Penal, libro que invito a que leáis aquellos que consideréis que lo que digo se trata de un bulo. La posibilidad está en vuestra mano para comprobar que existe tal código y resolución.
Mientras que, con respecto a las amenazas leves en cuando la protagonista de estos hechos es una mujer, el Código Penal establece en el artículo 171.7, teniendo el mismo hecho punitivo que el hombre se establece una pena de, localización permanente de 5 a 30 días o trabajos en beneficio de la comunidad de 5 a 30 días o multa de 1 a 4 meses. Con este claro ejemplo de las amenazas leves, queda demostrado que nuestro ordenamiento jurídico no es objetivo. Que se nos están escapando delincuentes y potenciales delincuentes en base a este tipo de normas penales. No se trata de cuestiones de género, sino de una cuestión de seguridad. Porque el delincuente lo mismo puede ser hombre que mujer.
Es de esta manera cuando se da comienzo a la desvirtualización de la violencia y el maltrato, empezando a justificar dependiendo del sexo que tenga el agresor o delincuente. Lo mismo pasa con otros tipos de colectivos, de los cuales ya hablé en artículos anteriores. Este es el camino a la inseguridad y no solo en las calles, también con respecto a la inseguridad jurídica, ya que esto a lo único que puede dar lugar es a que los ciudadanos de a pie, comiencen a ver el Estado como un gigante que en el futuro les acabará aplastando, conviviendo con sus semejantes en un miedo constantes y siendo prisioneros en su propio país.
Ya que ha costado tantos años que llegará a España el Estado de Derecho y el derecho al voto, no podemos consentir estas tropelías ni estas barbaridades. La falta de objetividad en la aplicación de la pena es un hecho que acarrea una injusta asimetría penal… y no solo para aquellos que puedan parecer el peso de la ley, sino por ti y por mí, que convivimos en sociedad, teniendo la seguridad como un bien preciado el cual debemos disfrutar con paz y armonía.
Y el perjudicado puede ser tu hijo, tu hermano o tu amigo